Mi cónyuge y yo exploramos el mundo del juego con strapon, turnándonos para darnos placer.Fue una experiencia abrasadora, con intensa acción anal y de enculada, satisfaciendo nuestros deseos más profundos y agregando nuevas dinámicas a nuestra relación.
Siempre he sido fanático de explorar los lados más poco convencionales de nuestra vida amorosa, y mi pareja comparte este mismo sentimiento.Recientemente, decidimos adentrarnos en el mundo del juego con correas, una experiencia tentadora que había perdurado en el fondo de nuestra mente durante bastante tiempo.La anticipación era palpable cuando nos acercamos al momento de nuestra primera sesión con correas y la excitación solo creció más a medida que comenzamos a involucrarnos en esta nueva forma de placer.La sensación de dominar a mi pareja con un strapon, empujar y controlar su placer, fue intoxicante.Fue una exploración emocionante de nuestros deseos, un viaje hacia lo más profundo de nuestro fetiche y un testimonio de las posibilidades sin límites de nuestro amor.La experiencia no corría en nada, dejando a ambos anhelando más fetiches.