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Un joven, ansioso por satisfacer sus deseos lujuriosos, se encontró en una posición comprometedora con su madrastra.A pesar de sus estrictas reglas contra tales encuentros prohibidos, fue incapaz de resistir el encanto de sus voluptuosas curvas y amplio pecho.Cuando el reloj golpeó la medianoche, no perdió tiempo en explorarla cada deseo.Sus manos fuertes, pero suaves, acariciaban su cuerpo, provocando gemidos de placer de la insospechada mujer.Con cada toque, sentía la intensidad de su conexión cada vez más fuerte, culminando en un clímax explosivo que lo dejaba jadeando por respiración.La luz de la madrugada se filtró a través de las ventanas, echando un suave brillo en sus cuerpos entrelazados.Sabía que su madrastro nunca aprobaría su encuentro improvisado, pero la emoción del prohibido solo sirvió para agudizar su placer.Mientras se retiraba de ella, hizo un silencio para mantener su secreto seguro, para que sus madrastas fueran dirigidas hacia él.