Después de un largo día, me entregué a tener sexo sin protección con un desconocido impresionante. La luz dorada del atardecer iluminó nuestro momento íntimo, agregando un toque extra de pasión a nuestro encuentro.
El sol se asentaba en el horizonte, lanzando una cálida luz dorada sobre la habitación.El ambiente era grueso de anticipación mientras desnudaba a mi nueva pareja, revelando cada centímetro de su cuerpo delicioso.Sus ojos se llenaban de deseo, reflejando los míos.Podía sentir el calor entre nosotros, un tirón magnético que era imposible resistirse.Como empezamos a entrelazarnos, nuestros cuerpos moviéndose al ritmo, sabía que ya no podíamos contenernos más.Los dos estábamos listos para explorarnos, para ahondar en lo más profundo de nuestros deseos.Nuestros labios se conocían en un apasionado beso, nuestras manos explorando cada curva y grieta.Nos perdimos en el momento, nuestras inhibiciones se despojaron por la intoxicante mezcla de lujuria y anhelo.Mientras nos rendíamos a nuestras urgencias primarias, sabíamos que no había vuelta atrás.Este era un viaje que estábamos listos a embarcarnos, desprotegidos y sin disculpas.