Después de un día en la uni, me uní a mi hermanastra en la ducha. Mientras el agua caía en cascada sobre su cuerpo pequeño, no pudimos resistir las ganas de intimar. Nuestra energía juvenil llevó a un encuentro salvaje y kinky, dejándonos a ambos completamente satisfechos.
Después de un largo día de trabajo, me uní a mi hermanastra en la ducha.El agua estaba caliente, y el vapor llenó la habitación, creando un ambiente íntimo.Empezó a lavarme la espalda, sus manos explorando cada centímetro de mi piel.El tacto de sus dedos suaves me estremecía por mi columna, encendiendo un fuego de deseo dentro de mí.Dejaba caer la toallita y alcanzaba mi verga palpitante, sus manos pequeñas la envolvieron.La sensación era abrumadora, enviando ondas de placer que se deslizaban por mi cuerpo.No pude evitar gemir en éxtasis.Después me llevó a su boca, chupándome profundamente, su lengua bailaba alrededor de mí.El agua siguió en cascada mientras nos involucramos en un encuentro salvaje y apasionado.Nuestros cuerpos se entrelazaron, nuestras respiraciones se hicieron pesadas y entrecortadas.Nos exploramos los cuerpos, nuestras manos vagaban libremente.El placer era insuperable, dejándonos a ambos satisfechos y anhelando más.