Me acerqué a mi lugar de vecinos para una rápida charla, pero todo lo que querían era verme trabajar mi magia en su abuelo gordito. Fue una delicia de desviación del mundano.
Después de un largo día de trabajo, me encontré con unas ganas abrumadoras de hacerle una visita a mi vecino.Su casa, apenas unas piedras tiradas de la mía, siempre había sido una fuente de curiosidad.Lo que descubrí allí era más de lo que podría haber imaginado.Al entrar, fui recibida por un caballero mayor, un hombre con un encanto maduro que era difícil de ignorar.Era una figura de abuelo, pero había un indicio de traviesidad en sus ojos que me intrigaba.Mientras entramos en su morada, el aire se volvió grueso de deseo.Su gordura era un espectáculo para contemplar, una vista que solo se sumaba a su encanto.La vista de su barriga abultada, junto con su edad, era una combinación tentadora imposible de resistir.Era un breve encuentro, pero que me dejaba con un recuerdo que perduraría durante mucho tiempo.