Después de una acalorada discusión, mi mejor amigo y yo nos encontramos en un abrazo apasionado.Nuestros dedos se abrieron camino, encendiendo una sensación ardiente, puenteando nuestro conflicto de placer.
El otro día, mi mejor amiga y yo nos encontramos solos, el ambiente espeso con anticipación.Podía sentir su aliento en mi cuello, enviando estremecimientos por mi columna.Sabía lo que ella quería, y ella también.Con una sonrisa diabólica, ella se acercó y comenzó a tocarse, sus ojos encerrados en los míos.No pude resistir la vista, y pronto, mis dedos se unieron a los de ella, nuestros cuerpos moviéndose a un ritmo perfecto.La habitación se llenó con los suaves sonidos de nuestro placer, nuestros gemidos resonaban en las paredes.Estábamos perdidos en el momento, nuestras manos trabajan en tándem, nuestros cuerpo se arqueaban entre sí.La sensación era abrumadora, nuestro clímax chocaba sobre nosotros como una ola.Cuando retomamos el aliento, compartíamos una mirada de complicidad, un secreto que solo pudimos entender.Era un momento de éxtasis puro, un sabor de lo que podría ser.Y a medida que nos separamos, sabíamos que lo que pasaba en esa habitación sería para siempre nuestro.