¡Mi ventana de vecinos está frente a mi habitación! ¡Mira cómo este chico se excita y me hace sentir más duro! ¡Este es nuestro secreto, un placer voyeurista compartido entre vecinos!.
Cuando me recuperé de mi entrenamiento diario, noté que mi vecina estaba en el patio, sus ojos se pegaron a mí. Pude decir que estaba mirando mi paquete abultado, una clara señal de su excitación.Sabía exactamente lo que quería: una vista de cerca de mi eje duro como una roca.Así que, complací, bajando el cierre del pantalón y dándole un buen espectáculo.La excitación era mutua, alimentando nuestras ganas mutuas.Su aliento pillado cuando vio mi miembro palpitante, y ella no pudo resistir las ganas de acercarse.Antes de darme cuenta, estábamos encerrados en un abrazo apasionado, nuestros cuerpos se entrelazaron en el calor del momento.La intensidad de nuestra lujuria era palpable, nuestros gemidos resonaban en la casa.Ambos estábamos perdidos en el éxtasis de placer, nuestros cuerpoes se movían a un ritmo perfecto.La vista de ella, complacida más allá de la creencia, solo sirvió para hacerme más dura.La experiencia fue un testimonio del poder del deseo, un instinto primario que no conoce límites.