Mi compañera de universidad es fetichista de pies, pero no le interesan mis avances.Sin embargo, sigue insistiendo en que yo use mis manos para darle placer a sus pies.
En este encuentro caliente, me vuelvo a encontrar en mis días universitarios, reconectándome con una vieja amiga que ahora es escort profesional.Ella inicialmente duda en darse placer con mis avances, pero si acepta dejarme darle placer con las manos.Como hombre con fetiche por los pies, no puedo resistir la tentación de explorar sus pies, que ella parece disfrutar.Mis dedos trazan cada contorno de su piel, enviando olas de placer corriéndose por su cuerpo.Me preocupo por evitar sus puntos sensibles, centrándome en las áreas que le brindan más placer.La vista de su retorcimiento en éxtasis mientras la sigo complaciendo es un espectáculo para contemplar.Este encuentro es un testimonio del poder del placer mutuo, ya que ambos encontramos satisfacción en nuestros deseos compartidos.